Resulta
difícil de comprender y entender de forma completa la actual situación de
nuestro país, y por ende, de nuestra sociedad sin parase a pensar lo que ha
sido el devenir de España durante el siglo XX. El conocimiento del mismo en sus
múltiples versiones, las cuales difieren enormemente (existen hoy en día
todavía ciudadanos e incluso historiadores que siguen considerando la dictadura
como una etapa clave y positiva de nuestra historia), lo doy por supuesto en
ustedes. Es por este motivo que mi relato/crónica de los hechos partirán de
finales de los 70 y analizarán a grandes rasgos, para no cansarles, las
principales decisiones de nuestros gobernantes hasta la fecha.
La Transición: Ejemplo de transformación
democrática pacífica
Tras
la muerte del caudillo, en España se inicia el periodo denominado “La
Transición”, si bien este periodo no fue modélico y ni tan siquiera se rozó la
perfección, como desde algunos foros se ha intentado hacer creer, tampoco fue
una época dechada de errores. La valoración global fue positiva. La buena
voluntad por parte de los tecnócratas del régimen, de los opositores al mismo
(la mayoría de ellos de regreso de una clandestinidad forzada), de la jerarquía
eclesiástica (el Cardenal Tarancón fundamentalmente) y del pueblo español en su
conjunto posibilitó el desembarco pacífico de nuestra sociedad en un sistema
democrático moderno. Destacar el papel fundamental desarrollado por Juan Carlos
I, al que algunos con tremenda osadía y de forma errónea le vaticinaron que
pasaría a la historia con el sobrenombre de “El Breve”. El Rey actuó como
pacificador, aglutinador y catalizador de todos los participantes del proceso.
Su actuación estuvo determinada por la búsqueda el mejor resultado posible
para España y su persona, no
necesariamente en este orden, puesto que buscaba legitimar ante el pueblo su
ilegítimo nombramiento por parte del Caudillo. Claves fueron también las
figuras de Adolfo Suárez, como primer presidente ratificado en unas elecciones
democráticas y sobre todo del General Gutiérrez Mellado cuyo desempeño freno en
seco casi la totalidad de ideas golpistas que pasaban por las cabezas pensantes
en la gran mayoría de los acuartelamientos patrios.
La
Transición, según la inmensa mayoría de historiadores, desde perspectiva
política no estrictamente institucional, concluye en octubre de 1982 con la
victoria electoral del Partido Socialista Obrero Español que supuso un
indudable y significativo cambio político y la consumación de la alternancia en
el poder.
España
pasó a estar gobernada por primera y única vez en su larga historia por un
Presidente y un Vicepresidente cuyos orígenes familiares eran totalmente
populares y carecían de pedigrí nobiliario, eclesiástico, militar o económico, condición
al parecer indispensable en el resto de gobernantes que han ejercido el poder
en nuestro país, incluido el actual.
El PSOE en el poder: El estadista González
Cierto
es como se ha dicho que cuando el primer equipo de gobierno del PSOE alcanzó el
poder, la situación del país era tan caótica que resultaba muy complicado
empeorarla. No obstante, este es un argumento de doble filo puesto que es más
fácil fabricar un buen cesto a partir de buenos mimbres que partiendo de cuatro
rastrojos.
Durante
las presidencias de Felipe González el país experimentó un gran cambio tanto
social como económico. En el ámbito social se realizaron importantes progresos,
sobre todo en lo referente a la Seguridad Social (pensiones y sanidad) y a la
multiplicación de las oportunidades educativas. A partir de 1983 se llevó a
cabo un programa de reconversión industrial y una serie de reformas
estructurales del mercado laboral que, si bien eran necesarias, provocaron una
elevada conflictividad social. El control de la inflación fue uno de los
objetivos prioritarios de la política económica de los primeros gobiernos
socialistas.
González
se decantó por una política de reducción del déficit público, bajada de los
tipos de interés y flexibilización del mercado laboral, que perseguía atraer
inversiones y crear empleo. Si bien esta política le granjeó la confianza del
capital y la patronal, en muchos casos le supuso duros enfrentamientos con las
fuerzas sindicales. Pese a todo, la segunda mitad de la década de 1980 supuso
un crecimiento sin precedentes de la economía española, lo que no evitó que la
distancia entre González y los líderes sindicales siguiera creciendo.
Finalmente, el 14 de diciembre de 1988 los sindicatos protagonizaron una
exitosa huelga general que paralizó el país en protesta por la política de
empleo. (No obstante, paradójicamente para algunos ciudadanos, la gente y los
sindicatos sólo salen a la calle cuando gobierna otro partido).
En
política exterior, los gobiernos de González impulsaron la apertura al exterior
iniciada con la democracia. El cénit de ésta llegó el 1 de enero de 1986, fecha
en la que se hizo efectiva la adhesión a la Comunidad Económica Europea. Ese
mismo año, en marzo, se produjo el referéndum sobre la permanencia de España a
la OTAN, uno de los momentos más conflictivos de la legislatura, ya que si
desde la oposición González había abogado por la no incorporación, desde el
Gobierno solicitó a los españoles que votaran a favor de la permanencia de
España en la organización atlántica.
La
reforma del Ejército, iniciada en tiempos de Adolfo Suárez, fue uno de los
aspectos más importantes de los primeros años de Felipe González como
presidente. Se trataba de alejar al ejército de la vida política para evitar
asonadas como la de 1981 y desterrar la tradición intervencionista de las
Fuerzas Armadas. El ejército participó en esta etapa por vez primera en
operaciones de carácter humanitario y pacificador (Namibia, Centroamérica,
Kurdistán, Bosnia-Herzegovina), lo que supuso un cambio de su tradicional papel.
Sólo en 1990 el ejército español tomó parte en un conflicto armado, la I Guerra
de Irak, donde acudió por mandato internacional.
A
partir de 1990, la desafortunada introducción de la reforma educativa LOGSE que
suponía la implantación de un sistema educativo que ya había fracasado y en
consecuencia había sido desestimado por varios países de nuestro entorno
europeo unida a la liberalización no gradual de los contenidos televisivos
marcaron el inicio de una etapa de desgaste y agotamiento del PSOE en el poder,
al tiempo que abrieron una herida en el capital humano y cultural de este país
que aún no ha dejado de supurar.
No
obstante, con un equipo de gobierno inestable, contra todo pronóstico y muy
posiblemente gracias a una oposición incapaz, el PSOE ganó las elecciones de
1993 y continuo en su particular deriva que acrecentada por la crisis
internacional llevó al país a una máxima tasa de desempleo, según el INE, del
24,5% en el primer trimestre de 1994. Esta cifra se alcanzó debido a la
aplicación de una política económica errónea desde 1990 a 1993 (Incremento del
Gasto y la Inversión Públicos, en una etapa de expansión de la demanda privada.
Consecuente recalentamiento de la economía, Inflación. Se contrarresto con una
subida de los tipos de interés que provocó una excesiva apreciación real del
tipo de cambio (fortaleza de la peseta), lo que empeoró la posición competitiva
de los bienes y servicios españoles en el mercado mundial, provocando
persistentes déficit de la cuenta corriente). Las desastrosas consecuencias de
esta política económica se pusieron de manifiesto en 1993 y 1994. (Los elevados
tipos de interés (también necesarios para financiar el déficit público) y el
descenso de las exportaciones (provocado por la apreciación de la peseta)
hicieron que los márgenes empresariales se comprimieran, lo que redujo la
inversión (caída de la formación bruta de capital entre 1993 y 1994 del 7,5%) y
aumentó el paro). El paro y el impago de los créditos tienen una correlación
muy estrecha, por eso en febrero de 1994 se alcanzó una tasa de morosidad del
8,7 %.
La etapa
de Aznar
Cuando
en 1996 José María Aznar llegó a la Moncloa, encontró un país con una tasa de
paro del 22,1% pero que llevaba dos ejercicios consecutivos (1994 – 1995) con
un crecimiento del PIB del 2,5% que había posibilitado una reducción del
desempleo en poco más de dos puntos porcentuales.
De su
primera etapa como gobernante se le reconocen los éxitos en materia policial
contra el terrorismo vasco, una política económica que permitió la
consolidación del control del déficit público dentro de los límites
establecidos por la UE y la generación de un crecimiento económico estable. Estos
logros podrían haber sido mayores si hubiera sido capaz de llevar a cabo de
forma consensuada una necesaria reforma educativa, (La LOGSE empezaba a dar
claros síntomas de que fracasaría en España al igual que lo había hecho
anteriormente en los países de la UE), de contener el desorbitado crecimiento
del precio de la vivienda y de limitar las privatizaciones de algunos servicios
públicos. (Estas privatizaciones no garantizaron racionalización alguna, sino que
más bien posibilitaron el acceso de determinados intereses privados a la “res”
pública). No obstante, logró con estas medidas que los indicadores macroeconómicos
del país cumplieran los criterios de convergencia establecidos en el Tratado de
Lisboa para integrarlo en la Zona Euro.
En
su segunda etapa, tras alcanzar la mayoría absoluta en marzo del año 2000,
continuó aplicando una política económica pro cíclica, cayendo en el mismo
error que había cometido el PSOE en sus últimos años con Carlos Solchaga como
máximo responsable de la parcela económica, aunque con un calado en la
equivocación sustancialmente menor. Este error sería repetido por nuestro
gobierno con José Luis Rodríguez Zapatero al frente del mismo.
En
esta etapa destacó de sobremanera sus decisiones en materia de política
exterior. Su antecesor, Felipe González, había cultivado un perfil carismático
y atractivo en la arena política internacional, proyectando en América Latina
una transición ejemplar a la democracia con reformas y proyectos que le habían
dado un empuje a la modernización de la vieja España. Los líderes
iberoamericanos empezaban a observar en nuestro país un despegue que tenía su
plasmación en el inicio de las importantes inversiones llevadas a cabo por las
principales empresas españolas en su continente. Mientras en Europa, González
se ganó al sector más conservador (especialmente Alemania) beneficiando a
España gracias a su integración en estructuras que le habían sido vetadas
durante la etapa franquista.
Esencialmente,
González no cambió nada de la política exterior de etapas anteriores puesto que
ésta, como "asunto de Estado", había girado tradicionalmente en torno
a tres ejes: Europa, América Latina y Norte África (Países Árabes).
Incomprensiblemente, Aznar dio un giro de 180 grados, alejándose de sus socios
europeos, apoyando a Bush en una guerra que enfrentó a España con el mundo
islámico y enfrío nuestras relaciones con los países árabes. Asimismo, se
congelaron las relaciones con los países de América Latina, pese al incremento
de los vínculos comunes (inversiones, inmigración, intercambios...) y se desvío
la atención hacia socios como el Reino Unido o Italia.
Zapatero
en la Moncloa
Si en
1996 era difícil hablar de victoria de Aznar, ya que lo que aconteció fue más
bien una derrota socialista. (Apenas 300.000 votos de diferencia), en 2004
resultaba poco creíble calificar lo acontecido de triunfo socialista. El PP
perdió las elecciones por la nefasta gestión que realizó de los terribles
atentados del 11 - M ya que los pronósticos, pese a la polémica participación en la guerra de Irak y las nefastas
gestiones de los accidentes del Prestige y del Yak 42, auguraban una victoria
por mayoría absoluta del PP.
En la primera legislatura, la aparente
fortaleza económica heredada de la etapa anterior, le permitió llevar a
cabo acciones con un carácter más
social. Esa decisión fue cuanto menos controvertida, ya que el llamado “Milagro
Económico Español” acontecido entre 1996 y 2004 estaba fundamentado en la
creación de puestos de trabajo de bajo valor añadido en sectores muy sensibles
a las fluctuaciones económicas como el de la construcción o el del turismo. Si
bien se impulsó el sector de las energías renovables, este impulso no se
realizó de forma correcta ya que estuvo sustentado más en subvenciones públicas
que en la creación de un verdadero marco competitivo que permitiera un
desarrollo más acelerado e innovador de este tipo de tecnologías. No obstante,
en materia social se aprobó la Ley del Matrimonio Homosexual (Algo que desgraciadamente
creó que tan sólo ha ayudado mínimamente a desestigmatizar a este colectivo, lo
que no ha compensado para nada la enorme polémica social que desató en su día),
se aprobó la Ley de Dependencia y sobretodo se redujo el nivel de crispación
con los distintos bloques políticos nacionalistas lo que resultó fundamental
para el cese definitivo de la violencia terrorista en el País Vasco.
Tras
vencer en las elecciones de 2008, su segunda etapa se caracterizó
principalmente por el estallido de la crisis mundial y por su especial
incidencia en la economía española, en gran parte influenciada por la burbuja
inmobiliaria. De forma errónea, calificó la crisis como “desaceleración
económica” de trance financiero y transmitió su intención de afrontar la
recuperación sin abandonar su política social.
El
estandarte de su política anti crisis fue el Plan E, aprobado en enero de 2009.
Con un carácter keynesiano, esta medida pretendía disminuir los efectos del
creciente desempleo mediante la inversión en obra pública. Sin embargo, esta
medida fue muy poco eficiente y no pudo impedir que el paro superase el 20%,
doblando la tasa media de la Unión Europea. En los últimos meses de su mandato
el Presidente se mostró abatido y superado por la situación, su gobierno tomó
medidas de corte neoliberal obviando y contradiciendo los principios
elementales de la política económica socialdemócrata, cuando no implantó
medidas cuasi surrealistas como el pretendido ahorro energético mediante la
limitación de la velocidad máxima de circulación de los vehículos.
En
las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011, el PP liderado por
Mariano Rajoy alcanzó la mayoría absoluta, poniendo fin a la segunda etapa del
PSOE al frente del gobierno español desde el restablecimiento de la democracia
en 1975.
Xe qué resumen más bueno!! Ánimo Viçent!!
ResponderEliminarVicent, bloguero y pensador...ponte a estudiar y podras explicar estas cosas a las juventudes venideras.
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